Tomado del libro La Sabiduría del Eneagrama
No llores; no te indignes. Comprende. SPINOZA
EL
ENEAGRAMA es una figura geométrica que representa los nueve tipos de
personalidad fundamentales de la naturaleza humana y sus complejas
interrelaciones. Es una descripción de la psicología moderna basada en
la sabiduría espiritual de muchas tradiciones antiguas diferentes. La
palabra enea-grama, del griego ennea, «nueve», y grammos, «figura»,
significa «figura de nueve puntas».
El eneagrama moderno de los tipos de personalidad es una síntesis de
muchas y diferentes tradiciones espirituales y religiosas. En gran parte
es una condensación de la sabiduría universal, la filosofía perenne
acumulada durante miles de años por cristianos, budistas, musulmanes
(especialmente los sufíes) y judíos (en la Cábala). La esencia del
eneagrama es el conocimiento universal de que todos los seres humanos
somos presencias espirituales encarnadas en el mundo material y que
misteriosamente compartimos la misma vida y el mismo espíritu del
Creador. Bajo las diferencias y apariencias superficiales, detrás de las
cortinas de la ilusión, la luz de la Divinidad brilla en cada persona.
Sin embargo, diversas fuerzas oscurecen la luz y cada tradición
espiritual tiene mitos y doctrinas para explicar las causas de que la
humanidad haya perdido su conexión con lo divino.
Uno de los
grandes valores del eneagrama es que se mantiene al margen de todas las
diferencias doctrinales. Ha servido a personas de prácticamente todos
los principales credos religiosos para redescubrir su unidad fundamental
como seres espirituales. El eneagrama tiene, por lo tanto, un inmenso
valor en el mundo actual, para enseñar a blancos y negros, hombres y
mujeres, católicos y protestantes, árabes y judíos, heterosexuales y
homosexuales, ricos y pobres, que si buscan más allá de las diferencias
superficiales que los separan encontrarán un plano totalmente nuevo de
humanidad común. Con la ayuda del eneagrama, vamos a descubrir que los
tipos de personalidad Seis son como todos los demás Seis, y comparten
los mismos valores con los demás de su tipo. Los negros tipo Uno son más
parecidos a los blancos tipo Uno de lo que se podría imaginar,
etcétera. Surge entonces un nuevo grado de comunidad y de compasión que
hace desaparecer la ignorancia y el miedo.
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Pero el eneagrama no es
una religión; no se inmiscuye en la orientación religiosa de la persona;
no pretende ser un camino espiritual completo. Sin embargo, se ocupa
del único elemento que es fundamental a todos los caminos espirituales:
el conocimiento de uno mismo. Sin conocernos a nosotros mismos no
llegaremos muy lejos en nuestro viaje espiritual ni seremos capaces de
mantener ningún tipo de progreso que hayamos hecho. Uno de los grandes
peligros del trabajo de transformación es que el ego intenta pasar por
alto el trabajo psicológico profundo saltando demasiado pronto a lo
trascendente. Esto se debe a que el ego siempre se cree que está mucho
más «avanzado» de lo que está en realidad. ¿Cuántos novicios en su
primer año de noviciado se han convencido de que están casi listos para
la santidad? ¿Cuántos alumnos de meditación han tenido la seguridad de
que alcanzaron la iluminación en un tiempo récord?
El verdadero conocimiento de uno mismo es un guardián valiosísimo contra
ese engaño. El eneagrama nos lleva lejos (y hace posible el verdadero
progreso) porque comienza el trabajo a partir de donde estamos
realmente. Así como revela las alturas espirituales a las que somos
capaces de llegar, también arroja luz, con claridad y sin juicios, sobre
los aspectos de nuestra vida que están oscuros y permanecen aún sin
liberar. Si queremos vivir como seres espirituales en el mundo material,
tenemos que explorar más esos aspectos.
Los tres elementos básicos necesarios para el trabajo de transformación
son la presencia (presencia mental, percepción consciente), la práctica
de la autoobservación (adquirida del conocimiento de uno mismo) y la
comprensión de lo que se experimenta (interpretación correcta
proporcionada por un contexto mayor como una comunidad o sistema
espiritual). El Ser aporta el primero, tú aportas el segundo y el
eneagrama aporta el tercero. Cuando se unen estos tres elementos pueden
ocurrir cosas con rapidez.
LOS NUEVE TIPOS DE PERSONALIDAD
¿Qué ganamos con navegar hasta la Luna si no somos capaces de cruzar el abismo que nos separa de nosotros mismos? THOMAS MERTON
El trabajo con el
eneagrama comienza cuando uno identifica su tipo y empieza a comprender
sus características dominantes. Aunque reconoceremos en nosotros
comportamientos de los nueve tipos, nuestras características más
determinantes están arraigadas en uno de estos tipos. Al final
encontrarás un cuestionario, el TRIE Riso-Hudson (Test Rápido de
Identificación en el Eneagrama), que te servirá para reducir las
posibilidades y encontrar tu tipo básico.
Por ahora, lee los nombres de los nueve tipos y las breves explicaciones
para ver cuáles, dos o tres, te parecen más típicos de ti. Ten presente
que las características enumeradas aquí sólo son unos cuantos aspectos
destacables y no representan el espectro completo de cada tipo de
personalidad.
Tipo Uno: El reformador.
El tipo idealista de sólidos
principios. Las personas tipo Uno son éticas y concienzudas, poseen un
fuerte sentido del bien y el mal. Son profesores y cruzados, se
esfuerzan siempre por mejorar las cosas, pero temen cometer errores.
Bien organizados, ordenados y meticulosos, tratan de mantener valores
elevados, pero pueden resultar críticos y perfeccionistas. Normalmente
tienen problemas de rabia e impaciencia reprimidas. En su mejor aspecto,
el Uno sano es sabio, perceptivo, realista y noble, a la vez que
moralmente heroico.
Tipo Dos: El ayudador.
El tipo preocupado, orientado a
los demás. Los Dos son comprensivos, sinceros y bondadosos; son
amistosos, generosos y abnegados, pero también pueden ser sentimentales,
aduladores y obsequiosos. Desean intimar con los demás y suelen hacer
cosas por ellos para sentirse necesitados. Por lo general tienen
problemas para cuidar de sí mismos y reconocer sus propias necesidades.
En su mejor aspecto, el Dos sano es generoso, altruista y siente un amor
incondicional por sí mismo y por los demás.
Tipo Tres: El triunfador.
El tipo adaptable y orientado
al éxito. Las personas tipo Tres son seguras de sí mismas, atractivas y
encantadoras. Ambiciosas, competentes y enérgicas, también pueden ser
muy conscientes de su posición y estar muy motivadas por el progreso
personal. Suelen preocuparse por su imagen y por lo que los demás
piensan de ellas. Normalmente tienen problemas de adicción al trabajo y
de competitividad. En su mejor aspecto, el Tres sano se acepta a sí
mismo, es auténtico, es todo lo que aparenta ser, un modelo que inspira a
otras personas.
Tipo Cuatro: El individualista.
El tipo romántico e
introspectivo. Los tipos Cuatro son conscientes de sí mismos, sensibles,
reservados y callados. Son demostrativos, sinceros y personales
emocionalmente, pero también pueden ser caprichosos y tímidos. Se
ocultan de los demás porque se sienten vulnerables o defectuosos, pero
también pueden sentirse desdeñosos y ajenos a las formas normales de
vivir. Normalmente tienen problemas de autocomplacencia y autocompasión.
En su mejor aspecto, los tipos Cuatro sanos son inspirados y muy
creativos, capaces de renovarse y transformar sus experiencias.
Tipo Cinco: El investigador.
El tipo vehemente y
cerebral. Los Cinco son despabilados, perspicaces y curiosos. Son
capaces de concentrarse y enfocar la atención en desarrollar ideas y
habilidades complejas. Independientes e innovadores, es posible que se
obsesionen con sus pensamientos y elaboraciones imaginarias. Se desligan
de las cosas, pero son muy nerviosos y vehementes. Por lo general
tienen problemas de aislamiento, excentricidad y nihilismo. En su mejor
aspecto, el Cinco sano es pionero visionario, suele estar en la
vanguardia y es capaz de ver el mundo de un modo totalmente nuevo.
Tipo Seis: El leal.
El tipo comprometido, orientado a
la seguridad. Las personas tipo Seis son dignas de confianza,
trabajadoras y responsables, pero también pueden adoptar una actitud
defensiva, ser evasivas y muy nerviosas; trabajan hasta estresarse al
mismo tiempo que se quejan de ello. Suelen ser cautelosas e indecisas,
aunque también reactivas, desafiantes y rebeldes. Normalmente tienen
problemas de inseguridad y desconfianza. En su mejor aspecto, los Seis
sanos son estables interiormente, seguros de sí mismos, independientes,
y apoyan con valentía a los débiles e incapaces.
Tipo Siete: El entusiasta.
El tipo productivo y
ajetreado. Los Siete son versátiles, optimistas y espontáneos;
juguetones, animosos y prácticos, también podrían abarcar demasiado, ser
desorganizados e indisciplinados. Constantemente buscan experiencias
nuevas y estimulantes, pero la actividad continuada los aturde y agota.
Por lo general tienen problemas de superficialidad e impulsividad. En su
mejor aspecto, los Siete sanos centran sus dotes en objetivos dignos,
son alegres, muy capacitados y muy agradecidos.
Tipo Ocho: El desafiador.
El tipo poderoso y dominante.
Las personas tipo Ocho son seguras de sí mismas, fuertes y capaces de
imponerse. Protectoras, ingeniosas y decididas, también resultan
orgullosas y dominantes; piensan que deben estar al mando de su entorno y
suelen volverse retadoras e intimidadoras. Normalmente tienen problemas
para intimar con los demás. En su mejor aspecto, los Ocho sanos se
controlan, usan su fuerza para mejorar la vida de otras personas,
volviéndose heroicos, magnánimos y a veces históricamente grandiosos.
Tipo Nueve: El pacificador.
El tipo acomodadizo,
humilde. Los tipos Nueve son conformistas, confiados y estables. Son
afables, bondadosos, se acomodan con facilidad y ofrecen su apoyo, pero
también pueden estar demasiado dispuestos a transigir con los demás para
mantener la paz. Desean que todo vaya sobre ruedas, sin conflictos,
pero tienden a ser complacientes y a minimizar cualquier cosa
inquietante. Normalmente tienen problemas de pasividad y tozudez. En su
mejor aspecto, los Nueve sanos son indómitos y abarcadores; son capaces
de unir a las personas y solucionar conflictos.
CUESTIONARIO PARA SABER A QUE TIPO PERTENECES
El cuestionario, que
viene a continuación, es el TRIE Riso-Hudson, el Test Rápido de
Identificación en el Eneagrama. Este test te servirá para limitar los
tipos de personalidad con los que te identificas en menos de cinco
minutos con alrededor de un 70 por ciento de certeza. Cuando descubras
tu tipo lo sabrás. Es probable que sientas oleadas de alivio y
vergüenza, de euforia y disgusto. De pronto verás con claridad cosas que
siempre has sabido inconscientemente sobre ti y surgirán pautas de
vida. Cuando te ocurra esto puedes estar seguro de que has identificado
correctamente tu tipo de personalidad.
INSTRUCCIONES:
Para obtener del TRIE un resultado correcto, es importante que leas y sigas estas sencillas instrucciones:
- En cada uno de los dos grupos siguientes, elige el párrafo que refleje
mejor tus actitudes y tu comportamiento generales, según tu forma de
ser la mayor parte de tu vida.
- No es necesario que estés totalmente de acuerdo con cada palabra o
afirmación del párrafo que elijas. Basta con que estés de acuerdo en un
80 o 90 por ciento con lo que dice el párrafo para elegirlo antes que
los otros dos del grupo. Pero sí deberás identificarte con el tono
general, con la ideología o «filosofía» global de ese párrafo.
Probablemente no estarás de acuerdo con alguna parte de cada uno de los
párrafos. No rechaces un párrafo debido a una sola palabra o frase. Mira
el cuadro general.
- No analices demasiado para elegir. Elige el párrafo que tu «instinto
visceral» te dice que es el que te corresponde, aunque no estés de
acuerdo con todo. La idea general y el sentimiento del párrafo en su
conjunto es más importante que sus elementos individuales. Guíate por tu
intuición.
- Si no logras decidir con qué párrafo te identificas más en uno de los
grupos, puedes elegir dos, pero sólo en un grupo, por ejemplo, C en el
grupo 1 y X e Y en el grupo 2.
- Escribe la letra elegida en el casillero correspondiente.
GRUPO I
A.
Tiendo a ser bastante independiente y confiado:
pienso que la vida va mejor cuando la esperas de frente. Me fijo
objetivos, me comprometo y deseo que ocurran las cosas. No me gusta
quedarme sentado, prefiero realizar algo grande y dejar mi huella. No
busco necesariamente confrontaciones, pero no me dejo llevar ni empujar
tampoco. La mayor parte del tiempo sé lo que quiero y voy a por ello.
Tiendo a trabajar mucho y a disfrutar mucho.
B.
Tiendo a estar callado, y estoy acostumbrado a
estar solo. Normalmente no atraigo mucho la atención en el aspecto
social, y por lo general procuro no imponerme por la fuerza. No me
siento cómodo destacando sobre los demás ni siendo competitivo.
Probablemente muchos dirían que tengo algo de soñador, pues disfruto con
mi imaginación. Puedo estar bástame a gusto sin pensar que tengo que
ser activo todo el tiempo.
C.
Tiendo a ser muy responsable y entregado. Me
siento fatal si no cumplo mis compromisos o no hago lo que se espera de
mí. Deseo que los demás sepan que estoy por ellos y que haré todo lo que
crea que es mejor por ellos. Con frecuencia hago grandes sacrificios
personales por el bien de otros, lo sepan o no lo sepan. No suelo cuidar
bien de mí mismo; hago el trabajo que hay que hacer y me relajo (y hago
lo que realmente deseo) si me queda tiempo.
GRUPO II
X.
Soy una persona que normalmente mantiene una actitud
positiva y piensa que las cosas se van a resolver para mejor. Suelo
entusiasmarme por las cosas y no me cuesta encontrar en qué ocuparme. Me
gusta estar con gente y ayudar a otros a ser felices; me agrada
compartir con ellos mi bienestar. (No siempre me siento fabulosamente
bien, pero trato de que nadie se dé cuenta.) Sin embargo, mantener esta
actitud positiva ha significado a veces dejar pasar demasiado tiempo sin
ocuparme de mis problemas.
Y.
Soy una persona que tiene fuertes sentimientos
respecto a las cosas, la mayoría de la gente lo nota cuando me siento
desgraciado por algo. Sé ser-reservado con los demás, pero soy más
sensible de lo que dejo ver. Deseo saber a qué atenerme con los demás y
con quiénes y con qué puedo contar; la mayoría de las personas tienen
muy claro a qué atenerse conmigo. Cuando estoy alterado por algo deseo
que los demás reaccionen y se emocionen tamo como yo. Conozco las
reglas, pero no quiero que me digan lo que he de hacer. Quiero decidir
por mí mismo.
Z.
Tiendo a controlarme y a ser lógico, me desagrada
hacer frente a los sentimientos. Soy eficiente, incluso perfeccionista, y
prefiero trabajar solo. Cuando hay problemas o conflictos personales
trato de no meter mis sentimientos por medio. Algunos dicen que soy
demasiado frío y objetivo, pero no quiero que mis reacciones emocionales
me distraigan de lo que realmente me importa. Por lo general, no
muestro mis emociones cuando otras personas «me fastidian».

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