martes, 6 de marzo de 2012

¿NI CONTIGO NI SIN TI?

Tomado del Libro Manual para no Morir de Amor, escrito por Walter Risso

“Contigo porque me matas, sin ti porque me muero”

Conflicto insoportable, desgastante. Llevas ya tiempo tratando de acomodarte a una contradicción que te envuelve y te revuelca, te sube y te baja: “Sí, pero no”. “No, pero sí”. Un amor inconcluso, que no es capaz de definirse a sí mismo puede durar siglos: cuando estas a mi lado me aburro, me canso, me estreso, y cuando te tengo lejos, no puedo vivir sin ti, te extraño y te necesito. ¡Qué pesadilla!

¿Cómo manejar semejante corto circuito y no electrocutarse? ¿Semejante contradicción, sin asfixiarse? Esta duda metódica sobre lo que se siente, que no siempre se expresa claramente, funciona como las arenas movedizas: cuanto más fuerza hagas por salir, más te chupa. Las personas víctimas de este amor fragmentado e indefinido, bajo los efectos de la desesperación, intentan resolver la indecisión del otro investigando las causas, dando razones, cambiando su manera de ser, en fin, haciendo y deshaciendo los intríngulis sin mucho resultado. La razón del fracaso es que los individuos que sufren del “ni contigo ni sin ti” se inmovilizan y quedan dando vueltas en el mismo círculo, a veces por años. En la cercanía, la baja tolerancia a la frustración o la exigencia irracional, les impiden estar bien con la persona que supuestamente aman, y en la lejanía, los ataques de nostalgia minimizan lo que antes les parecía insoportable y espantoso.


Un paciente tenía una novia que vivía en otra ciudad y se veía con ella cada diez o quince días. Consecuente con el síndrome, cada encuentro terminaba en una guerra campal y cada despedida en un adiós torturante, repleto de perdones y buenas intenciones. En una cita, le pregunté por qué no terminaba de una vez por todas con semejante tortura, y me respondió: “Yo sé que lo nuestro no es normal. Cuando estoy con ella, no puedo contenerme y le hago la vida imposible. En esos momentos, pienso que necesito alguien mejor y estoy dispuesto a terminar, pero no soy capaz. Al despedirnos, me siento muy triste, los pocos momentos agradables que tuvimos pesan mucho. Después nos llamamos veinte veces al día, nos decimos que nos amamos, que no podemos vivir el uno sin el otro y todo es así, como un karma que se repite una y otra vez…”. La conclusión de su relato era poco menos que sorprendente: ¡mi paciente no amaba a su pareja, sino su ausencia! Enamorado de una fantasma, que obraba como un demonio. Volví a insistir: “Por qué no terminas con todo esto y te das la oportunidad de encontrar a alguien que puedas amar las veinticuatro horas, sin tantas fluctuaciones?”. Su respuesta: “Siento que nunca le he dado una oportunidad a la relación”. Mi pregunta: “Van cuatro años, ¿no es suficiente?”. El hombre siguió dos años más en ese tire y afloje, hasta que conoció a una persona en la ciudad dónde vivía; sin embargo, el “ni contigo ni sin ti”, al poco tiempo, Volvió a manifestarse.  El problema no era la distancia, sino su manera distorsionada de amar.  

Cada vez que se enamoraba, dos esquemas hacían su aparición e interactuaban mutuamente: el miedo al compromiso y el apego sexual. El “quiero” y “no quiero” oscilaban entre el pánico a establecer una relación estable y deseo desbordado.  Obviamente, él no era consciente de lo que le ocurría y solo logró nivelarse luego de varios meses de terapia.

¿Estás en un embrollo similar? ¿Lo estuviste? Si no es así, no cantes victoria, porque cualquiera puede involucrarse en una relación de estas.   Los indecisos afectivos andan por la calle, rondan tu espacio vital y, por desgracia, es posible que le gustes a más de uno.  La premisa que debes incorporar a tu mente y que luego operará como un factor de inmunidad es la siguiente:  
Si alguien duda que te ama, no te ama. Directo y a la cabeza. Que no me vengan con cuentos: a los enamorados de verdad hay que frenarlos y no empujarlos.  Gibran afirmaba en su sabiduría: “El amor y la duda jamás se llevaron bien”. Y es verdad: si se harta con tu presencia, ¿para qué vuelves? Si tiene tantas dudas neuróticas, ¿por qué no te alejas hasta que las resuelva? Un joven le mandó el siguiente correo electrónico a una novia “ni contigo ni sin ti”, que lo estaba enloqueciendo:

Tu indecisión afortunadamente no se me ha contagiado.  Yo sé lo que quiero, te quiero a ti… Pero te quiero dispuesta, segura, comprometida, dichosa de que yo esté en tu vida, en vez de tratarme como si yo fuera un problema.  Como no sabes lo que quieres, trata de definirte, yo mientras tanto empezaré a salir con otra.  Cuando estés lista, me llamas y veremos si estoy disponible o no… Ya no quiero hacerme cargo de tus dudas; eres tú quien debe resolverlas, no yo.

De inmediato, como era de esperar, a la muchacha se le activó el “sin ti” y entonces suplicó, tocó puertas, juró y prometió hacer lo que fuera, pero afortunadamente el joven no dio el brazo a torcer. Su argumento era simple: “No te creo”. Al mes, ella seguía con su duda metódica ( no había cambiado un ápice), mientras él ya estaba enganchado con una mujer menos insegura y más coherente.

HASTA DONDE AGUANTAR LA INDECISION DEL OTRO

Decenas de miles de personas en todo el mundo son víctimas de las inseguridades sentimentales de sus parejas, quienes, además de producirles un tremendo dolor, les exigen “paciencia”. ¿De qué paciencia hablan? En una relación sana y equilibrada, los dos andan a ritmos similares, no a igual velocidad, pero por la misma senda.  Recuerdo que un amigo inició una relación con una mujer que no estaba segura de nada, y menos de quererlo. El hombre sufría tanto que, en cierta ocasión, decidí confrontarlo y le pregunté qué estaba esperando para romper con ella.  Su respuesta fue: “Estoy esperando que su corazón se defina”. Realmente esperaba un trasplante.

La indecisión de la muchacha me recordó a una caricatura del humorista Quino, donde aparecía un personaje personificado a Sócrates.  En el primer recuadro, el filósofo, con una mirada trascendente, afirmaba: “Solo sé que no sé nada”; y en el segundo, su expresión de sabio cambiaba radicalmente y, rascándose la cabeza, se decía a sí mismo: “Y a veces no estoy seguro”. ¿Habrá mayor confusión? Hay mucha gente así, especialmente en los temas afectivos: “Solo sé que no sé si te quiero y, a veces, no estoy seguro”.


¿Hasta dónde aguantar? Ni un ápice.  Si alguien vacila y se pega al “ni contigo ni sin ti”, la solución debe ser rápida y contundente.  Esto puede generar angustia en el dubitativo y es posible que arremeta rasgándose las vestiduras y prometiendo un amor “constante”. ¿Otra oportunidad? Muchos la dan. Pero si quieres mantener un comportamiento saludable, sigue este consejo: en cuanto al “ni contigo ni sin ti” asome, así sea un tris,
¡aléjate!.

9 comentarios:

  1. Como poner limites a alguien así, cuando hay hijos de por medio. Llevo cuatro años en ese estire y afloja , que me agota y ha mermado mi energía y por lo tanto muchas de mis actividades. Agradezco me de un consejo...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El matrimonio lleva implícito muchos más aspectos que la convivencia con los hijos. Si bien es cierto que para los hijos lo mejor es tener a sus padres con ellos, si la relación de pareja es insostenible no tiene sentido mantenerla. Sólo se conseguiría que tuvieran un modelo incorrecto a imitar.
      Cuando una pareja se plantea la separación es porque se ha llegado a un punto de difícil retorno. Antes de tomar esta decisión y si todavía los dos miembros de la pareja están dispuestos a esforzarse para intentar recuperar la convivencia, especialmente si hay hijos, se puede dar una última oportunidad a través de un terapeuta de pareja.
      Pero si ya se ha intentado o alguno de los dos no está dispuesto, mantener la relación únicamente por los hijos no les supone a éstos ningún bien. Al contrario, si ellos viven en primera persona una convivencia difícil entre padre y madre, lo único que se conseguirá es que aprendan a que las relaciones de pareja pueden ser así, con el riesgo que supone que en un futuro puedan reproducir las dificultades en ellos mismos y sus propios hijos.
      Mucho más importante es el hecho de preparar bien la separación y salvaguardar a los hijos de los "malos rollos" entre los padres. Nunca deben ser utilizados en contra de uno u otro y deben quedar siempre al margen de discusiones de cualquier tipo, sobre todo económicas, respetando la figura del progenitor/a y hablar con respeto de él/ella puesto que siempre serán su padre o madre, aunque ya no sean pareja.

      Eliminar
  2. Nazly, yo soy esa persona insegura que no sabe lo que quiere, me identifico con lo que comentas, estoy sufriendo mucho y la estoy haciendo sufrir a ella. Pero yo soy indeciso por naturaleza, es una tortura, incluso hasta para las cosas mas absurdas dudo. Tengo claro que ella no es el problema, el problema soy yo y por eso mañana tengo la primera visita con una psicologa. No se si mi torturosa manera de ser tiene solucion, porque no se puede vivir asi. Ahora solo llevamos 9 meses que es lo maximo que he durado con alguien despues se mi unica novia de 4 años. No quiero hacerla mas daño, tengo 30 años y pienso que acabaré mi vida solo por ser así, pero no lo puedo evitar... Es una torturaa!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Disculpa por responder hasta ahora. Espero que la psicóloga que visitaste te haya ayudado. Lo más importante es que trates de estar lo mejor posible contigo mismo. Nada ni nadie nos puede hacer feliz. La felicidad es una desición. Puedes elegir estar bien o estar mal, depende de tus pensamientos y tus actitudes. Busca en tu interior qué te hace feliz y lucha por eso. Puedes escribirme, prometo responder lo antes posible.

      Eliminar
  3. Excelente artículo. Solo una pregunta, ¿se podría catalogar igual mi relación?

    Mi novia vivi lejos con problemas familiares y laborales. Cuando estamos juntos es fenomenal pero cuando nos separamos estamos unos días fenomenal pero luego "desaparece", me ignora, no contesta mensajes.... la verdad es que solo reacciona cuando vé que me pierde...

    No obstante cuando la ofrezco ir allí a vivir o que formalizamos nuestra relación se niega pero cuando estamos juntos todo va genial en todos los aspectos.

    Creo que me estoy volviendo loco.... y tampoco quiero hacer daño a nadie

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, la relación que tienes con tu novia es muy extraña, ¿no te parece muy sospechosa su actitud? Podria pensarse que solo te quiere a ratos...o cuando le conviene. Opino que podrías trabajar en tu autoestima. Es importante contar con personas comprometidas, con las cuales se puedan hacer planes a futuro; personas que nos valoren en las buenas y en las malas; en quienes podamos confiar plenamente. El amor no se debe mendigar, ni esperar como un regalo, el amor es un derecho propio, lo damos y lo recibimos y es consecuencia normal de una relación. El amor se debe sentir en todo momento, hasta en las peleas. Imaginate casado con esta persona, y que un día esté bien y otro mal, según la marea. Creo que debes salir corriendo. Me cuentas como te va.

      Eliminar
  4. Hola, en mi relación, yo soy la del contigo ni sin ti. Llevo 15 años divorciada de mi primer marido. He tenido relaciones sin compromisos, pero hace 4 años comenzé esta relación. Al principio bien, pero a los dos años de relación comenzó a presionarme con el tema del compromiso. Mi respuesta: no estoy preparada aún. La verdad, hemos roto la relación y hemos vuelto varias veces. No lo soporto, se comporta de una forma infantil y saca lo peor de mi, con sus normas y costumbres. Pero cuándo lo dejamos, me siento vacía, y pienso que me voy a quedar sola, por mi edad. Así que, a la mínima oportunidad que se presenta volvemos. Estoy desesperada, porque no tengo claro si quiero iniciar mi vida en común con él, pero, si no lo hago, él ya me ha comunicado que se irá para buscar a alguien que si quiera.

    ResponderEliminar
  5. Hola, por tus palabras intuyo que tienes miedo al compromiso. Pero sería iluso pensar que ese es el problema. Pienso que cuando se está enamorado, se desea estar con la persona amada en todo momento; y tu quieres compañia, todos necesitamos compañia, pero esa compañia debe ser agradable, sin costumbres y normas diferentes, porque la convivencia se volvería un infierno. Tu ya sabes como es tener un esposo, y lo dificil que se ponen las cosas a veces. No te dejes presionar, si para él es tan facil alejarse, no debe estar tan enamorado. Y la soledad no es tan mala, se pueden hacer cosas fantásticas cuando se está sola.
    Tal vez tengan buen sexo y sean compatibles en otras, pero eso no quiere decir que tengan que vivir juntos, pueden tener una relación "con compromiso", pero sin convivir.
    Quedo atenta a tus comentarios

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Nazly por tu respuesta.
      Tendré en cuenta tus consejos y enhorabuena por tu artículo.
      Saludos.

      Eliminar

Queremos saber lo que piensas