Cuando un niño se enfada los adultos
solemos atacar al niño en vez de al enfado. Muchas veces parece que a nosotros mismos nos
enfada que ellos se enfaden una y otra vez por las mismas cosas o varias. ¿Y
esto no tiene sentido verdad? ¿Cómo nos vamos a enfadar porque un niño se
enfada, cuando también nos estamos enfadando nosotros? No tiene sentido pero es
habitual que suceda esto, y no nos paramos a pensar en ello lo suficiente. El
enfado controla a niño y adulto y todo gira en torno a una espiral de rabietas,
gritos, llanto y estrés, mucho estrés.
¿Pero qué pasaría si nos preguntamos
lo siguiente?
¿Les damos las herramientas adecuadas
para que sepan o eviten que su enfado llegue a un nivel alto y más difícil de
calmar?
¿Les damos las herramientas
suficientes para que un niño sepa reconocer que está enfadado y que desde ahí
pueda resolver casi por sí mismo esa situación?
¿Les enseñamos herramientas con las
que entiendan que enfadarse no sirve en la mayoría de los casos para algo
bueno?
Habrá muchos padres y maestros que sí,
pero estoy segura de que la mayoría tiene que responder un ROTUNDO NO a estas 3
preguntas. Bueno, a no ser que entre estas herramientas cuenten los castigos,
la silla de pensar, el no comprender su enfado y reprimir sus emociones o el
dejar sólo al niño mientras está pasando por una rabieta. ¿Es eso una buena
herramienta? Un ROTUNDO NO otra vez.
Es imposible evitar que los niños se
enfaden, al igual que es imposible que un adulto se enfade. Lo que es posible,
es que le hagamos entender desde que son pequeños que enfadarse en determinados
ocasiones es normal, que a todos nos pasa, pero que poco a poco nosotros
podemos evitar que el enfado nos controle antes de que hagamos cosas que nos
hagan daño a nosotros y a los demás.
Los niños necesitan ejercicios y
técnicas para poder manejar su rabia y su ira. Técnicas que sean respetuosas y
empáticas hacia ellos y su entorno.
Dejando que un niño llore sólo ante
una rabieta sólo conlleva a que el enfado le controle más, le lleve a un alto
estado de estrés y de alerta innecesaria que luego le llevará a estar más
cansado e irritado. Y lo peor de esa situación es que lo que el niño ha
aprendido es que cuando se enfada, se siente muy mal pero no comprende el por
qué, no sabe controlarse y encima su familia tampoco lo entienden y lo ignoran.
Piensa que lo que le pasa no es suficiente importante y acaba reprimiendo
emociones que a la larga les causarán varios problemas físicos y emocionales.
En definitiva, no podemos pretender
que los niños no se enfaden, o lo hagan en menor medida, si no les damos las
herramientas suficientes para que sean capaces de controlarse.
No es que no puedan controlar su
enfado, ¡es que no saben!
HE AQUÍ ALGUNAS TÉCNICAS SENCILLAS:
El Globo
Utiliza un globo y llénalo de aire. La rabia llena el globo. Dejamos que el globo se desinfle para que no
explote. Cierro los ojos y respiro profundamente, centrándome en la respiración. Cada vez que soltamos el aire nos imaginamos
el globo deshinchándose.
Cambiamos los pensamientos que están
en nuestra cabeza por pensamientos agradables, pensamos en algo que nos gusta. Hablamos y explicamos esas sensaciones y
pensamientos, sin alterarnos.
Cuando nos sintamos alterados volvemos
a respirar con los ojos cerrados.
La caja del enfado
Pensamos en algo que nos enfada mucho
y abrimos la caja.
El enfado que hay dentro de la caja se
simboliza con una tela que me pongo encima y se apodera de mí y no me deja ni ver
ni pensar con claridad.
Cuando tengo encima la tela (el
enfado) me choco con los demás, tiro cosas sin querer, estoy confuso al no ver
la realidad, como cuando estoy muy enfadado.
Cuando tengo la tela se sienta a
meditar y podrá quitársela.
“Cuando meditamos el enfado desaparece”.
Garabato del enfado
Cogemos un papel y pinturas para
dibujar. Pensamos en el enfado y empezamos a hacer un garabato muy rápido y
fuerte, sin sentido, mientras gritamos para que nuestro enfado salga de
nosotros hacia el dibujo.
Cuando acabamos cogemos el papel y lo
romperemos en pedazos para que la última pizca de rabia que quedaba se nos
quite.
¡Qué liberación!
Soltando la rabia a través de un objeto
Cuando estamos enfadados nos entran
ganas de tirar cosas. Los niñ@s muchas
veces lo hacen por necesidad o sin querer y nos enfadamos más con ellos.
Es más fácil si les aportamos un
objeto al que sí puedan golpear o tirar sin que se rompa para que cada vez que se
enfaden suelten su ira con él. Puede
ser:
Pegando fuerte con un cojín, un
peluche, tirándolo lejos. Golpeado una bola de plastilina.
Si estamos al aire libre tirar unas
piedras lejos ayuda muchísimo.
Dibujar y escribir
Podemos dibujar algo en concreto que
nos apetezca en ese momento, o hacer algo libre y abstracto que sintamos.
Y si son niños mayores, ayudarles a
escribir como se sienten.
Liberan a través de las palabras
escritas mucha rabia e ira, y les hace controlar mejor la situación antes de
que les desborde.
Podemos darle la opción de romper el
enfado para que crean realmente que al romperlo el enfado desaparece.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Queremos saber lo que piensas